- ¿Qué es la cosidad? –dijo la Maga.

- La cosidad es ese desagradable sentimiento de que allí donde termina nuestra presunción empieza nuestro castigo. Lamento usar un lenguaje abstracto y casi alegórico, pero quiero decir que Oliveira es patológicamente sensible a la imposición de lo que lo rodea, del mundo en que se vive, de lo que le ha tocado en suerte, para decirlo amablemente. En una palabra, le revienta la circunstancia. Más brevemente, le duele el mundo.


sábado, 7 de febrero de 2015

Día de calma (G.Montero)


Quien no quiso caer en la mentira,

no sea injusto desde la verdad. 
Repítelo. Es un día de calma. 
Aunque la mar extienda sus castigos 
y el golpe solitario de los remos 
se pierda entre la espuma, 
como se pierde el último destello de una mano, 
quiero que lo repitas: es un día de calma. 

Repite que es mentira 
todo lo que parece sucederte, 
que las manos deshechas son mentira 
y no temes el viento, 
ni existen los abismos en el agua, 
ni la respiración entrecortada. 
Porque la piel del labio 
siente una quemadura de sal y se parecen 
sus latidos al odio demasiado, 
repite que no sientes sus latidos. 

Ya que todo se mueve, ya que el tiempo 
bajo los pies se descompone y cae, 
regresa hasta el lugar donde las huellas 
forman parte de ti 
como un destino 
de arena que resiste en algún sitio 
detrás de cada ola. 
¿A qué memoria perteneces? Vuelve.
Una ciudad al Sur, un gabinete
de balcones abiertos enfrente de los plátanos. 
Sigues leyendo, sabes 
los libros que no son tuyos. Para ti las miradas 
de cristal y los barcos 
que navegan con pecho adolescente. 
Es un día de calma. 
Quiero que lo repitas desde allí, 
allí, para que grabes 
en la madera limpia de tus remos: 
Quien no quiso caer en la mentira,
no sea injusto desde la verdad. 

(Luis García Montero, "Las flores del día") 

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